El registro de una marca en China es un tema de vital importancia para aquellas empresas que tengan algún tipo de actividad en el país, ya que de no manejarse de manera adecuada se puede echar a perder toda una reputación asociada a la misma. Existen varios factores que explican que lo más recomendable sea comenzar el proceso de registro incluso antes de llevar a cabo cualquier tipo de actuación en China: el primero es que existe un sistema “first-to-file”, que supone que se dota de protección legal tan solo a aquél agente que primero registra la marca, por lo que hay un riesgo de que alguien nos la arrebate; otro es que el proceso de registro llega a tardar hasta un año o incluso más; y por último hay que tener en cuenta que la protección legal solo es adquirida una vez el procedimiento mencionado concluye. También es relevante el hecho de que el coste del registro puede ser ínfimo en relación al de todos los trámites necesarios para recuperar el control de una marca (en caso de que fuera posible). Entre las vías más sencillas para que la protección sobre la marca registrada fraudulentamente quede invalidada se encuentra la de su expiración, la cual ocurre si tras 3 años (en el caso de China) la misma no ha sido utilizada.

Además, incluso si solo pretendemos fabricar en China para vender fuera, también podríamos tener problemas a la hora de sacar la producción del país en caso de que alguien registre nuestra marca. Si alguien lo hace, podemos tomar medidas para denunciar la situación, pero es necesario recopilar evidencias claras de que esto está sucediendo, ya que hay que recordar que en China la protección para marcas no registradas es casi nula. Es igualmente importante tomar consciencia de que las únicas pruebas válidas en este país son las acreditadas ante notario.

Las vías que existen para registrar tu marca.

Existen dos vías para registrar una marca en China, una internacional y una nacional.

El sistema de registro nacional requiere que las empresas extranjeras que quieran registrarse en China lo hagan a través de alguna agencia de marcas. China funciona de acuerdo a la Clasificación Internacional de Bienes y Servicios que marca el Acuerdo de Niza. Es necesario solicitar el registro para cada tipo de productos, solicitud que tiene un coste aproximado de 80-100 euros (sin contar con tasas legales y de abogacía) e incluye 10 bienes o servicios, debiéndose pagar 8 euros por cada producto adicional. En cualquier caso, también existe la posibilidad de hacer un tipo de solicitud especial que abarca distintos tipos de productos a la vez.

El sistema de registro internacional se rige por el Protocolo de Madrid, del que forma parte tanto China como los países de la UE, y es gestionado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO). Las marcas registradas en Europa no están automáticamente protegidas en China, sino que es necesario extender la protección. Para ello, de acuerdo al Protocolo de Madrid, se debe hacer una solicitud que se tramita en primera instancia con la oficina de marcas del país del solicitante para más tarde trasladarse al WIPO, que la examina y envía a los miembros del Protocolo de Madrid. El registro se efectúa si pasados 18 meses no se interpone ninguna objeción al procedimiento. En caso de que haya alguna, deberá contarse con un agente de marcas localizado en China que lo resuelva. Cuando sea necesario hacer renovaciones o modificaciones, estas se pueden llevar a cabo también mediante el sistema internacional.

Ambos sistemas son válidos por 10 años, renovables por 10 años más. La solicitud de renovación debe hacerse en los dos casos como mínimo 6 meses antes del fin de la primera década de protección. Esas solicitudes (tanto las originales como las de renovación) deben redactarse en inglés, francés o español para el caso internacional, y en chino para la solicitud nacional. Aunque ambos procedimientos ofrecen protección para las marcas, la vía nacional ofrece algunas ventajas, por ejemplo, relativas a una mayor fluidez en los trámites administrativos una vez se obtiene el registro.

Tipos de productos y su relación con el registro de marcas.

La protección legal de nuestra marca abarca productos idénticos y similares a aquél para el que la registremos. Pese al Acuerdo de Niza, que implica que las clases de productos no son distintas de las que se establecen para Europa, las subclases sí que son particulares de China. Se debe registrar la marca para las subclases de productos en que se desee utilizar, pero además se recomienda hacerlo para el resto de subclases de cada clase en que se realice registro, con el objetivo de evitar que alguien use nuestra marca o la dañe inscribiéndola en esas clases restantes.

El registro de una marca con caracteres chinos.

El registro de una marca con los caracteres basados en el alfabeto latino no garantiza necesariamente protección frente al registro de esa misma marca o una parecida en chino. Si optamos por no dotar de nombres a nuestros productos, es probable que los consumidores lo acaben haciendo, y bien pueden optar por nombres con connotaciones negativas o que no vayan en línea con las ideas que se busquen transmitir. Si usamos nombres, tendrán que ser nombres chinos, ya que China obliga a que estén tan solo en esa lengua; si no registramos la versión china de los nombres de nuestras marcas las mismas podrían sernos arrebatadas debido a las implicaciones del sistema “first-to-file” ya comentado. Por todo ello es especialmente importante que llevemos a cabo el registro en este idioma.

El diseño de una marca con caracteres chinos.

A la hora de elegir el nombre de nuestra marca para China, es muy recomendable contar con un buen equipo de profesionales de marketing y de la lengua de este país, ya que esta elección presenta algunas particularidades. Existen dos aproximaciones distintas a la hora de hacerlo: una que viene determinada por el significado de los caracteres, y otra por la sonoridad de los mismos. Por la vía del significado, en general se busca encontrar un nombre que refleje el nombre de la marca en el alfabeto latino, o bien ciertas ideas o valores que la empresa o el producto represente. Por el lado de la sonoridad, el objetivo suele ser encontrar unos caracteres que se pronuncien de forma similar a la marca original (esta segunda aproximación es tal vez más arriesgada que la primera, ya que aunque el sonido sea el apropiado, el significado puede ser negativo o inadecuado). También existen empresas que logran combinar ambas visiones, pero suelen ser unas pocas afortunadas las que lo consiguen.

Si necesitas más información sobre el proceso de registro, nuestro departamento de comercio internacional te puede ayudar.